JOSE LUIS BUSTAMANTE Y RIVERO (1945-1948)


Nació el 15 de enero de 1894 en Arequipa. Sus padres fueron Manuel Bustamante y Barreda y Victoria Rivero y Romero. Egresado del Colegio jesuita de San José (1910), cursó estudios superiores en las Universidades de San Agustín de Arequipa y en San Antonio Abad del Cusco. Alterno entonces el ejercicio profesional con la docencia, en la cual se inició como profesor de Gramática y Literatura Castellana en el colegio anexo al Seminario de San Jerónimo; y, desde 1922, regentó las cátedras de Filosofía Moderna, Geografía Social e Historia de América en la Facultad de Letras (1922-1928), y de Derecho Procesal en la Facultad de Derecho (1927-1928) de la Universidad de Arequipa; pero renunció a esta cuando el gobierno de Augusto B. Leguia quito la autonomía universitaria e intervino en la vida académica. Ayudó entonces al pronunciamiento militar que el teniente coronel Luís Miguel Sánchez Cerro inició en Arequipa contra aquel régimen; fungió como secretario político de la Junta Revolucionaria constituida en esa ciudad (1930); y en calidad de ministro de Justicia, Culto e Instrucción integró luego la Junta de Gobierno Cívico-Militar (1930-1931) que sucedió a la Junta Militar que asumió el poder a raíz de aquel pronunciamiento. Paso a regentar la cátedra de Derecho Civil en la Universidad de San Agustín (1930-1934) y, requerido para prestar su cooperación en el servicio diplomático, fue miembro de la delegación del Perú en la VIII Conferencia Internacional Americana, efectuada en Lima (1938); ministro plenipotenciario en Bolivia (1934-1938) y en Uruguay (1939-1942) y, como tal, acreditado ante el II Congreso Internacional de Jurisprudencia (1939-1940); y embajador en Bolivia (1942-1945). Elegido presidente de la Republica (1945) por una coalición de fuerzas políticas agrupadas en el Frente Democrático Nacional, afrontó durante su gestión las dificultades que siguieron al término de la II Guerra Mundial, así como el interés del aprismo para imponer su predominio. Pero aun en medio de tales turbulencias emprendió una serena labor de ordenación y en ella destaca su visionaria renovación del Derecho Marítimo, efectuada a ampliar hasta 200 millas el mar territorial peruano y superar así lo estrechos márgenes que antes impusieron las grandes potencias, par; servir a sus intereses. En el orden de la política interna, y como un medio de sofocar la influencia del aprismo, los parlamentarios adictos: al gobierno se concertaron para no concurrir a las sesiones de sus respectivas cámaras y evitar así el funcionamiento del Poder Legislativo

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