viernes, 21 de diciembre de 2012

MIGUEL IGLESIAS PINO (1882-1885)

Nació el 11 de junio de 1830 en Cajamarca. Sus padres fueron Lorenzo Iglesias Espinach y Rosa Pino. Interrumpió sus estudios de Derecho para asumir la administración del patrimonio familiar. Al extenderse la reacción nacional contra el Tratado Vivanco-Pareja, ejerció la prefectura del departamento de Cajamarca entre 1865 al 1868; en uso de su autoridad, y merced a su propio peculio, organizó un batallón de voluntarios que condujo hasta Lima para contribuir a la defensa; y en atención al servicio tan oportuno se le confirió el grade de coronel. Por tercera vez emergió en la vida nacional cuando Chile formuló su declaratoria de guerra al Perú el 5 de abril de 1879 y, activamente organizó y equipo una fuerza ascendente a 3.000 hombres: se traslado al frente de ella a Lima; respaldo el pronunciamiento efectuado por Nicolás de Piérola contra el vicepresidente Luís La Puerta en 1879; y asumió el ministerio de Guerra y Marina en el gobierno dictatorial que aquel organizó. Durante la batalla de San Juan en enero de 1881, estuvo en el ala derecha, desde la madrugada, y atrajo los mayores ataques chilenos hasta quedar rodeado en el Morro Solar y se hecho prisionero. Liberado sin condiciones, transmitió a la junta de guerra las proposiciones que el comando enemigo formulo entonces para ajustar la paz; y cuando la capital fue ocupada, se retiró a su hacienda. Pero pronto se unificó el país bajo la autoridad del contralmirante Lizardo Montero; y, nombrado jefe militar y político de los departamentos del Norte, tomo el comando de las fuerzas existentes y organizó las unidades que combatieron victoriosamente en San Pablo en 1882. Dirigió al país una proclama conocida como el Grito de Montan, en agosto de 1882: reconocía la derrota y, con el título de jefe Supremo, se comprometía a negociar la paz. Convocó a una Asamblea Legislativa que se reunió en Cajamarca, que lo nombro presidente regenerador en 1882 y lo faculto para iniciar la paz con Chile. Suscribió el Tratado de Ancón el 20 de octubre de 1883; convoco a una Asamblea Constituyente que asumió la responsabilidad de ratificar el Tratado y lo eligió presidente provisorio en 1884. El general Andrés A. Cáceres mantuvo su rebeldía, pues, aun reconocido el Tratado como hecho consumado, expreso su desaprobación a los términos de la paz; y, negándose a obedecer la autoridad del general Miguel Iglesias bajo la alegación de que había tenido su origen en la protección chilena. Siguió una larga y cruenta guerra civil que determinó la renuncia del negociador de la paz en 1885. Falleció en Lima, el 7 de noviembre de 1909.

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